sábado, 17 de noviembre de 2007

TE VEREMOS CARA A CARA...

Para los que no saben o no viven en Paraná este es el caso de una chica discpacitada que fue presuntamente violada y se le practicó un aborto cuando el bebé tenía 5 meses de vida (como los médicos del Hospital San Roque de Paraná no quisieron practicarle el aborto, Ginés González García, puso a disposición un avión que la llevó hasta Mar del Plata donde se le realizó la intervención).La reflexión de esta mujer es digna de ser leída...




Supe que el sábado 22 de septiembre te torturaron, te mataron e hicieron desaparecer tu cuerpo. Para hacerlo te llevaron muy lejos de los que estábamos preocupados por tu vida. No sólo te mataron: consideran un triunfo haberlo hecho. Lo hicieron de noche, como hijos de las tinieblas, amparados en un poder que los enceguece y del que están ebrios. Nunca pudimos llamarte por tu nombre. En realidad nunca te pusieron un nombre. Extraño. Porque actualmente es usual que muchos padres pongan nombre a sus hijitos desde las primeras ecografías. Aunque fuiste muy famoso o quizá famosa —no quisieron decirnos si eras varón o mujer—, nunca nadie te llamó más que "feto" o "resultado de una presunta violación".

Viniste a la vida como venimos todos: por algo y por Alguien más grande que nosotros. Vos ya lo sabés. Muchos de los que estamos en este mundo también. Pero hay algunas personas que pueden saberlo —y quizá lo saben—, pero no quieren reconocerlo. Son los que decidieron tu muerte y la ejecutaron. ¿Serán ignorantes? ¿Habrán pensado poco? ¿Nos estarán diciendo toda la verdad de lo que saben, piensan y quieren realmente con tu muerte? ¿Qué beneficios habrán obtenido con tu eliminación? ¿Se atreverían a decirnos cara a cara la verdad?

Mucha gente, cuando supo las circunstancias en que habías llegado a la vida, se preocupó por vos. Es cierto que también podrían haberse preocupado antes: por tu mamá, por las condiciones en que ella vive, por quienes quizá debían y podían cuidarla y no lo hicieron. Pero de entrada algo fue muy extraño: parecía que sólo eliminándote a vos todo se iba a resolver. No entiendo por qué la primera y casi la única mirada fue hacia vos para no permitir que nacieras y no hacia quien supuestamente violó a tu mamá.

En todo el proceso que concluyó con tu asesinato me llamaron la atención muchas cosas. Por ejemplo, que personas que se ocupan de los derechos humanos dijeran que había que matarte; que gente que se considera inteligente dijera que la Justicia no tenía que intervenir en defensa de tu vida, como si cada vez que una vida humana está en juego no fuera necesario tomarse las cosas bien en serio... Y no sólo eso: ahora intentan condenar a quien evitó que te asesinaran antes, como si el matarte más pequeño aún, no hubiera sido igualmente grave.

No puedo comprender cómo personas que luchan para que nadie sea discriminado, te discriminaran nada menos que no permitiéndote nacer, a vos, pequeño, solo, mudo, indefenso... Y me llenó de estupor que, cuando algunos médicos se negaron a matarte, se pusiera en marcha inmediatamente un inusual operativo con intervención de gente muy poderosa para concretar tu muerte. No era poca cuestión: tu muerte iba a ser nada menos que la prueba palmaria del poder que tienen y se ve que con eso no se juega. Sí, creo que eso era lo que buscaban: hacernos sentir a todos su poder sobre la vida y la muerte, hacer una exhibición de poder, vaya uno a saber con qué fines. ¿Los confesarán abiertamente algún día?

¿Se preguntarán acaso alguna vez esas personas que consumaron tu muerte que ellas no tendrían ningún poder si no les hubiera sido dado? ¿Se preguntarán alguna vez cómo ellos mismos vinieron a la vida? ¿Cómo "despertaron" un día a la vida consciente y libre que ahora poseen? ¿Creerán realmente que tienen poder de vida y de muerte para decidir quién puede entrar a este mundo y quién no? Vos me dirás: y... a mí no me dejaron. Es cierto. Pero lo que en realidad hicieron fue no dejarte nacer. Vos estás vivo. Vos sos alguien real. No te vemos, pero no porque estabas en el seno de tu mamá y tu cuerpo ya fue eliminado. No te vemos como tampoco podemos ver el yo de ningún ser humano, ni siquiera nuestro propio yo. Lo que vemos y lo que otros ven de nosotros, es sólo una parte de nosotros mismos. Lo más real, lo más importante, nuestro yo personal, nunca es visible. Pero, te repito, hay gente que no piensa, o piensa poco, o no quiere pensar.

¿Sabés lo que dicen algunos? Que vos no te diste cuenta... porque no eras consciente... Cuando ellos duermen tampoco son conscientes. ¿Te imaginás si los matáramos mientras duermen? ¿Acaso no sentirían dolor? ¿No sienten dolor los niños cuando los pinchan, los cortan, los inyectan, los matan? Dicen los médicos que los bebés en el seno materno sienten dolor... ¿Habrá que ignorar o pasar por alto lo que ellos dicen?

¿Es verdad que no había lugar para vos entre nosotros? No es cierto. Hubieras podido vivir perfectamente en esta Argentina en la que sobran dinero y recursos, aunque también egoísmo y mentira. Te voy a decir algo: aquí hay gente que está muy enferma y que hasta muere de hambre. Las personas importantes que se ocuparon de matarte, se ve que no tienen tiempo ni dinero para hacer nada por ellas. Pero sí tuvieron tiempo y recursos para matarte. Tal vez sea porque el poder, para algunos, consiste más en matar que en posibilitar vivir dignamente. Y te voy a decir algo más: los recursos que utilizaron para eliminarte, los obtienen de lo que muchos argentinos les damos mes a mes con nuestro esfuerzo, trabajo y sufrimiento. Y ellos, en lugar de usar lo que les damos para que todos podamos vivir y vivir mejor, lo gastan en matar inocentes. Esos son los que hoy "celebran" tu muerte. Ellos son los que tristemente ignoran que en realidad, al haber logrado matarte, están muriendo ellos mismos.

Quiero decirte que somos muchos, muchísimos los que amamos la vida y queremos respetarla. A Dios le pedimos perdón por no haber hecho más para salvarte la vida. No quiero excusarme, pero en realidad estaban tan determinados a matarte, que sabíamos lo iban a hacer de todos modos. Parece que era absolutamente imprescindible que murieras.

Yo creo que Dios existe. Lo sé. Lo compruebo cada vez que me sorprendo ante la maravilla de estar viva sin haberlo pedido y lo experimento en los gozos y dolores de esta vida, siempre difícil, pero siempre hermosa. Por eso sé que vos seguís vivo, que en realidad no pudieron matarte. Sólo te prohibieron ver la luz de este mundo.

Algunos dirán que toda esta carta no es más que una fantasía mía, que soy una ilusa. Pero en realidad ilusos son los que creen tener algún poder por sí mismos y no hacen más que gozar de los poderes que recibieron. Ellos son los engañados: los que se creen dueños de algo que recibieron sin ningún mérito de su parte. A ellos quiero decirles que —aunque quieran— no van a poder eludir el dar cuenta de tu vida ante sus propias conciencias y ante Dios. No los odio. También a ellos los amo y por ellos rezo. Necesitan nuestra oración más que vos, porque son más pobres, están más necesitados que vos, pero no lo saben, o no quieren saberlo.

En la primera lectura de la misa reciente, escuché estas sorprendentes palabras del profeta Amós: "Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país... Compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias... El Señor lo ha jurado... Jamás olvidaré ninguna de sus acciones...". Me dieron mucho miedo estas palabras y desde que las oí, me pregunto muchas veces ¿cómo, cómo podrán continuar viviendo quienes tanto y a tan alto precio querían tu muerte?

Para vos todo está ya consumado. En el Cielo Dios nos revelará tu nombre y conoceremos por fin tu rostro. Quiera Dios que todos podamos mirarte a los ojos.


(*) Profesora de la Universidad Católica Argentina y de la Universidad Católica de Santa Fe.

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